Encender un fuego que resulte adecuado, sea para una celebración al aire libre, calentar nuestra vivienda, cocinar o simplemente para conseguir un ambiente agradable, va a...
leña húmeda
Leña húmeda, leña seca…
La leña húmeda usada para chimeneas supone, un desperdicio de energía. Ya que el propio calor del fuego se gasta en evaporarla.
Y por otra, la humedad causa más humo por una combustión menos eficaz, lo que se traduce en más residuos arrastrados que acaban acumulándose en los conductos de la chimenea.
Algo que, en general, ha de observarse con todos los tipos de leña de los que te hemos hablado hoy: debe guardarse durante un mínimo de medio año, antes de poder hacer un buen fuego.
Y es que la madera contiene mucha humedad, por lo que es necesario mantenerla reservada para que se seque lo suficiente; de hecho, lo mejor es guardarla de un año para otro.
Aunque al final, no siempre la eficiencia energética es por la leña.
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