Las chimeneas están pensadas para proporcionar confort y estilo a nuestro hogar.
Pero, si bien su funcionamiento habitual no es complicado ni acarrea ninguna molestia, hay varias circunstancias que pueden ocasionar un problema de olores.
Su origen puede ser muy diverso, pero resulta posible solucionar la mayoría de las causas después de que un experto deshollinador realice una inspección de la instalación.
En el caso de Los Deshollinadores, empleamos cámaras endoscópicas con las que podemos revisar de una forma rápida y completa el estado del interior de los conductos, que de otra forma serían muy difíciles o laboriosos de comprobar.

A continuación, repasamos cinco de las causas más comunes que pueden dar lugar a ese problema de olores en nuestra chimenea.
Retorno o presión de aire negativa
Quizás se trate del motivo más recurrente de esta lista, y suele ocasionarse durante el verano o bien tras llevar a cabo alguna obra en la casa, como puede ser la instalación de un nuevo tejado o ventanas, o de un respiradero en el cuarto de baño o la cocina.
Y es que, cuando nuestra vivienda está cerrada herméticamente (lo que nunca debe suceder cuando encendemos una chimenea de hogar abierto), el aire tiende a circular hacia el interior, arrastrando los olores que genera la combustión de forma natural, en lugar de salir por el tiro, que es el funcionamiento deseado y por el que no suponen un problema.
Soluciones al problema de olores
Estas son algunas de las soluciones que podemos realizar para prevenirlo, de más a menos simples:
Abrir una ventana
No es un remedio permanente, pero nos servirá para salir del apuro si nos ha surgido el problema del olor de repente.
Cerrar el regulador del tiro
Mantener el regulador del tiro cerrado mientras no se encienda un fuego.
Esto también impedirá que pueda entrar cualquier objeto extraño por los conductos, como hojas o animales.
Eso sí, no evitará los olores si el cierre no permanece correctamente sellado.
Instalar un regulador
Si no tenemos un regulador, ¡poner uno! Se trata de un sistema de cierre con el que aislar los conductos del exterior, y que suele colocarse en la zona superior de la chimenea.
Incluso los más sencillos se pueden controlar desde el interior con un cable o cadena.
Cerramientos
Instalar un cerramiento para el frente del hogar.
Añadir unas puertas suele ser la opción más cómoda para una chimenea antigua, si no se cuenta ya con un sistema tipo cassette o insert.
Consulta las mejores opciones en esta entrada de nuestro blog.
Conductos de ventilación
Añadir un conducto de admisión de aire desde el exterior que alimente la combustión en el hogar.



Exceso de creosota y hollín
Como ya hemos explicado en varias ocasiones en este blog, la creosota es un residuo que se origina durante la combustión de la madera y se adhiere a las paredes de la chimenea.
Es muy peligroso dejar que se acumule, ya que, en suficiente cantidad, se trata de una sustancia altamente inflamable.
Problema de olores por creosota
Además, suele ser uno de los causantes del problema de olores en la chimenea.
De hecho, puede identificarse con bastante facilidad si el olor es semejante al del asfalto o el de los restos quemados de una barbacoa.
La creosota se origina de forma natural con el proceso de combustión, pero es más abundante cuanto menos eficiente sea el mismo, es decir, cuanto menor sea la temperatura que se alcance en la hoguera.
En este punto influyen el grado de humedad de la madera, la presencia de resinas u otros elementos, el flujo del aire…
Así que, aunque no haya una forma definitiva de evitar su formación, podemos reducirla encendiendo el fuego de una manera eficiente, y manteniendo la instalación en buenas condiciones.
Y es que, la presencia de hollín favorece la acumulación de creosota en los conductos, y de ahí la importancia de realizar inspecciones periódicas de nuestra chimenea.
Humedades
Si el agua llega a penetrar en el interior de la chimenea, también puede acabar causando un problema de olores, que detectamos por el ídem a humedad.
La instalación de un sombrerete en lo alto de la chimenea es la opción más inmediata para impedir la entrada de agua, y bastaría con llevar a cabo un correcto mantenimiento para que cumpla su función durante mucho tiempo.
Pero si hay algún tipo de oxidación de los conductos, o roturas en el tejado o la fachada, la humedad puede alcanzar el interior de la instalación.
Y cuando se mezcla con la creosota tiene un efecto corrosivo, causando daños cuya reparación puede llegar a ser muy costosa de no poner remedio a tiempo.
Animales y nidos
Otro de los problemas de olores más habituales se produce cuando los animales anidan o entran en una chimenea.
El olor puede llegar de sus excrementos o, peor aún, de un animal en descomposición.
Y es que resulta bastante fácil que un animal de pequeño tamaño (un pájaro, una ardilla, una lagartija…) acceda al interior de una chimenea y no sea capaz de volver a salir.
La forma de impedirlo es mediante la instalación de un sombrerete que incluya una malla que cubra los orificios de circulación.



Hojas y vegetación
Las hojas de los árboles y otros restos de vegetación que pueden ser arrastrados por el viento también causarán un problema de olores en nuestra chimenea.
Fácil de identificar si es de descomposición.
De nuevo, gracias a un sombrerete en buen estado, y que resulte adecuado a nuestra instalación, impediremos que cualquiera de estos elementos llegue a entrar por los conductos.
En resumen, casi cualquiera de estas causas puede solucionarse con una limpieza de la chimenea, y prevenirse si la mantenemos en buenas condiciones.
Encontrarás más detalles sobre nuestros servicios en nuestra página de servicios.
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Fotografía realizada por veeterzy en Unsplash
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